Domino
Fuente: Miguel Cabrera | elmundo.es

  • Multará también a quien cante o toque instrumentos en los veladores
  • Y a quienes corran, salten, patinen o taconeen dentro de sus casas
  • La alcaldesa dice que el objetivo es salvaguardar la convivencia
  • La medida se toma tras las cientos de denuncias por ruidos
  • La oposición critica el texto y dice que es anticonstitucional

El Ayuntamiento de Mojácar ha declarado una guerra abierta a los ruidos. Si su alcaldesa Rosa María Cano (PP) hace poco anunciaba que este verano los chiringuitos de la playa no podrán tener música ‘disco’, sino sólo de ambiente, “como establece la ley”, ahora ha elaborado una controvertida ordenanza reguladora del ruido procedente de usuarios de vía pública, actividades domésticas y vecinos, que prohíbe, por ejemplo, jugar al dominó o a los dados en las terrazas de bares y cafetería por “generar ruidos de impacto”.

La ordenanza, a la que ha tenido acceso ELMUNDO.es, prohíbe cantar, tocar instrumentos musicales, gritar o mantener conversaciones excesivamente altas en las terrazas. El texto también se refiere a actividades en la calle o en el interior de urbanizaciones y domicilios, donde también se prohíbe “correr, saltar, patinar y taconear”, igualmente por tratarse de “acciones que generan ruidos de impacto”.

De la misma forma, no se permitirá “permanecer en concurrencia con otras personas en la vía pública cuando no exista autorización, o incumpliendo las condiciones establecidas en ella”.

El incumplimiento de este artículo -que como afirma la alcaldesa está destinado a evitar el botellón, aunque pueda dar lugar a otras interpretaciones- y al igual que las anteriores, será considerado como falta leve si se produce durante el día, grave si es por la noche y muy grave si se trata de zonas de situación acústica especial o saturada en cualquier horario. Las faltas leves se penarán con multas de 300 a 600 euros; las graves de 601 a 1.500 y las muy graves de 1.501 a 3.000 euros.

Aunque estaba previsto que la ordenanza fuera discutida y aprobada en el pleno del pasado jueves, las críticas recibidas, tanto desde la ciudadanía como desde la oposición, llevaron al equipo de gobierno a posponerla, y este jueves se reunirá con los grupos municipales para intentar limar asperezas.

La ‘ley del silencio’

Y es que la oposición se ha plantado frontalmente contra la ordenanza, al estimar que más que luchar contra los ruidos trata de imponer en Mojácar, un municipio turístico por excelencia, una ley del silencio. El portavoz socialista, Manuel Zamora, ha asegurado que el texto se remonta a épocas preconstitucionales y supondrá un grave daño para los negocios, puesto que, entre otras cosas, se prohibirá servir bebidas o comidas a quienes estén de pie en las terrazas, y éstas sólo podrán contar con un número de sillas que no superen el 50% del total del aforo del negocio.

Por su parte, Jessica Simpson, de Mojácar Positiva se Mueve, llega a afirmar que la ordenanza “es una barbaridad, excesivamente restrictiva, tanto para negocios como personas”, cree que puede ser anticonstitucional y que como mínimo roza la ilegalidad, teniendo en cuenta que los agentes de la policía local podrían sancionar por los ruidos que a su juicio son inadmisibles sin necesidad de comprobación acústica.

“Si se aplicaran estas medidas a todo el Mediterráneo, sería un cementerio”, tercia el concejal de Unión Mojaquera y ex alcalde de Mojácar, Gabriel Flores.

Aplicar el sentido común

En cambio, Rosa María Cano sigue defendiendo a ultranza el texto, como ha manifestado a ELMUNDO.es, sin perjuicio de que el jueves puedan hacerse algunos retoques consensuados con el resto de partidos.

Cano manifiesta que la ordenanza, que en su opinión ha sido sacada de contexto e incluso de quicio, tiene “un objetivo muy claro” que no es otro que “salvaguardar la tranquilidad y la convivencia por alteraciones provocadas por usuarios procedentes de la vía pública, relaciones domésticas y de vecinos, pero siempre aplicando la lógica y el sentido común”.

Por ejemplo, para ella no sería lógico multar a nadie porque cante en la calle durante el día, o a un grupo de vecinos por concentrarse en cualquier espacio público –”es probable que algún artículo esté mal redactado”, reconoce-. Y defiende que los policías puedan multar sin necesidad de medir los ruidos. “Cuando se llega a una urbanización que está levantada entera de madrugada por la fiesta en una vivienda no parece necesario medir nada”, afirma.

La alcaldesa justifica la necesidad de esta normativa en los “cientos de denuncias recibidas en el Ayuntamiento por parte de vecinos que se quejan de que los ruidos hacen imposible su descanso y la tranquilidad en sus propias casas”. E, incluso, defiende el punto que prohíbe jugar al dominó: “Si debajo de tu casa tienes a un grupo de personas golpeando la mesa hasta las dos de la mañana se entendería. Hay que ponerse en el lugar de los vecinos”.

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Oficina de Ingeniería Acústica, domótica y telecomunicaciones

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