Fuente: Laopiniondemalaga.es

La queja de un vecino fuerza la prohibición del uso de bocinas y demás instrumentos acústicos en el veterano complejo polideportivo

RAN EXTREMERALa batalla está abierta, pero con la actual legislación autonómica en materia de ruidos sólo cabe un bando derrotado: el de la afición que quiera emplear cualquier elemento acústico para animar a su equipo en las instalaciones polideportivas del Complejo de Carranque, en la capital malagueña. Lo de hace unos días fue lo más «sonado» entre los conjuntos que a diario emplean el pabellón para entrenarse o jugar sus partidos: los árbitros detenían un encuentro entre selecciones provinciales de balonmano porque las bocinas molestaban a un vecino.

Un testigo directo de lo ocurrido fue el director del Complejo Deportivo de Carranque, Rodrigo Molina, que en primera persona tuvo que hacer frente a las quejas posteriores de aficionados de provincias como Cádiz o Córdoba. «A alguien de fuera es muy difícil explicarle que no puede utilizar ni la bocina que trae ni los tambores de algún aficionado que sólo quiere animar a su equipo», explica.

Esta peculiar batalla contra los ruidos que se generan en Carranque comenzó hace un año. Uno de los técnicos consultados recuerda que una familia se trasladó a uno de los inmuebles colindantes y se quejó formalmente del sonido de las instalaciones durante los partidos ligueros: «En su denuncia se quejaban de que un familiar trabajaba de noche y no podía descansar a ciertas horas».

Dicha petición fue atendida en el Ayuntamiento y después de verificar, a través de los agentes de la Policía Local, que se excedían los límites de ruido por el uso de bocinas, se instalaron diversos carteles que prohíben la utilización de los elementos sonoros en el interior de Carranque.

Quitan una bocina del marcador. La situación es única. Tal y como señala Rodrigo Molina, la denuncia ciudadana incluso les ha obligado a eliminar una de las dos bocinas que forman parte del marcador oficial. De esta forma ya ha habido algún partido en el que se ha planteado alguna queja por el hecho de que los ánimos de aficionados y jugadores han impedido que se escuche con el suficiente volumen la finalización de un tiempo o cualquier otro aspecto del juego que viene marcado por la bocina de la mesa.

«Ya el colmo sería decirle a la gente que no grite», agrega Molina. El delegado provincial de la Federación Andaluza de Balonmano, Raúl Romero, manifiesta que la guerra abierta al ruido en Carranque tiene multitud de paradojas. «Cuando hace unos días se decretó la paralización del partido en juego, con selecciones provinciales disputando un torneo oficia de carácter andaluz, los árbitros exigían silencio absoluto para poder continuar». Y ante la queja, también ruidosa, por esta situación que nadie llegaba a entender, hasta se planteó la posibilidad de obligar a «desalojar» el pabellón cubierto de Carranque.

«Fue el colmo para muchos de los seguidores congregados, a los que es difícil de hacer entender lo ocurrido. La única solución es la instalación de pantallas acústicas alrededor de las instalaciones, pero es algo muy costoso», matiza Romero. Y lo peor de todo es que, mientras tanto, pueden volver a interrumpirse más partidos.

Como curiosidad, en el reseñado torneo, las aficiones acabaron ese día con una tamborada popular, a modo de protesta, frente a la vivienda del denunciante.

 

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Oficina de Ingeniería Acústica, domótica y telecomunicaciones

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