El Ayuntamiento de Nerja ordenó ayer el cierre cautelar de una cafetería situada en el paseo marítimo de la emblemática playa de Burriana por superar los niveles máximos de ruido permitidos. El establecimiento está situado en los bajos de un bloque de viviendas, y ha sido un matrimonio que vive justo encima el que ha presentado diversas denuncias en los últimos años, lo que ha llevado al Consistorio a precintar finalmente el local, después de que el pasado mes de marzo ya se le comunicara por escrito al propietario la apertura de un expediente sancionador por importe de mil euros y la obligatoriedad de subsanar los problemas de exceso de ruido detectados en las mediciones oficiales, procedentes, al parecer, de una sala de máquinas de refrigeración situada en un lateral del local comercial.

El concejal de Comercio y Aperturas del Ayuntamiento nerjeño, Jonathan Méndez (PP), confirmó a este periódico la orden de clausura cautelar y temporal del establecimiento, «hasta que se subsanen las deficiencias y se vuelvan a hacer las oportunas mediciones para comprobar que no se superan los niveles de ruido máximos permitidos», apostilló.

«Si recibimos denuncias y quejas de los vecinos, tenemos que actuar con contundencia y así lo hemos hecho siempre, tanto en la playa de Burriana como en la zona de la movida, en la plaza Tutti-Frutti», manifestó el concejal de Comercio, quien recordó que el pasado año ya se dictaron también varias órdenes de clausura de locales de ocio por excesos de ruidos, tras recibir las denuncias de los vecinos de la zona.

«Ya le hemos dicho al propietario que lo que tiene que hacer es arreglar e insonorizar cuanto antes esta habitación donde tiene las máquinas de refrigeración y varios ventiladores, para poder reabrir. Por nuestra parte, no hay ningún inconveniente, pero tiene que cumplir con los niveles máximos que marca la ley», consideró Jonathan Méndez.

Lo cierto es que el pasado mes de marzo el Ayuntamiento ya remitió al propietario de este establecimiento un escrito comunicándole la interposición de una multa con una cuantía de mil euros -que ya ha sido abonada, según detalló el edil-, e instándole a reparar el problema de ruidos, «pero como no lo ha hecho y hemos vuelto a recibir quejas, nos hemos visto obligados a precintar el establecimiento por parte de la Policía Local», apostilló el concejal nerjeño.

Por su parte, el dueño del local clausurado, Antonio Guerrero, explicó a SUR que lleva tres años con este asunto. «Es un matrimonio que vive justo encima y dice que les molestan los sonidos de las máquinas de frío en su terraza», explicó, al tiempo que dijo que hace ahora poco más de dos años, en mayo de 2008, ya se vio obligado a cerrar también por orden del Ayuntamiento por este mismo problema. «Me consuela pensar que voy a ser el que lo tiene todo más legal en Burriana», confesó. «Resolveré el problema y reabriremos en el menor tiempo posible», añadió.